¿Se puede cambiar? ¿Podemos cambiar al otro? ¿Qué harías si no tuvieras miedo?
Cada persona es dueña de su vida, tiene la capacidad, en mayor o menor medida, de desarrollar su potencial. Todo ser humano posee el libre albedrío, es decir, tiene la facultad de elegir y tomar sus propias decisiones, de tomar las riendas de su futuro.
Pensando en lo simple y lo complejo, comencé a observar como reaccionamos ante un cambio, un problema, alguna situación distinta a lo cotidiano:
▪ Hay quienes están atentos a lo que sucede en su entorno y se anticipan a ellos, y llegado el momento están preparados para modificar sus actitudes o acciones.
▪ A muchos otros los toman por sorpresa pero tratan de comprenderlo y adaptarse a la nueva situación.
▪ Algunos no se llevan bien con el cambio, puede disgustarle la situación en la que se encuentran, por ejemplo: su trabajo, una relación de pareja pero no hacen nada al respecto para mejorarla, caen en el conformismo, viven a la espera de que las soluciones le lleguen en bandeja de plata.
▪ Otros se descargan con los demás por que las cosas no le salen bien y esperan que ellos les resuelvan los problemas. Niegan que puedan ser ellos mismos los causantes y los que deban solucionarlos. Por lo tanto se resisten a cambiar, se estancan o peor se hunden.
▪ Están también aquellos quienes al principio echan culpas por que piensan que un cambio es siempre algo negativo, pero se dan cuenta a tiempo que son sus miedos los no les dejan ver todo el panorama y que lo que viene puede ser mucho mejor que lo que se ven obligados a dejar atrás.
La vida no es un camino de rosas. Los cambios ocurren (más aun en este mundo globalizado que corre a mil por hora) estemos listos para afrontarlos o no.
Siempre habrá nuevos obstáculos que sortear, lecciones que aprender, riesgos que tomar si queremos mejorar nuestra realidad.
Por lo tanto, SI podemos cambiar por que contamos con libertad de elección, por que podemos ver las cosas desde distintos puntos de vista, por que tenemos memoria para recordar experiencias pasadas.
Sin embargo, NO podemos cambiar a nadie que no quiera ser cambiado. Esta en cada uno hacer su camino, podemos aconsejar al otro, tratar de convencerlo, pero la decisión de cambiar, de salir de la comodidad de lo conocido, sea esta buena o mala, de adaptarse a una nueva realidad, tiene que ser una elección personal.
Más rápido veamos todo el panorama, menos traumas nos va a generar y mayor será nuestra capacidad para lidiar con ellos, adaptarnos y convertirlo en algo bueno para nosotros.
¿Qué harías si no tuvieras miedo? O mejor dicho ¿Qué te atreverías a hacer a pesar de tus miedos?
Los miedos siempre están ante lo que no conocemos, es absolutamente normal, incluso es bueno tenerlo cuando nos advierte que corremos peligro, Pero es perjudicial cuando en exceso nos impide hacer algo, avanzar.
Tenemos que hacerle frente a nuestros miedos, quedarnos de brazos cruzados no nos lleva a ningún lado. Hacer algo, por más incómodo que nos resulte y no veamos los resultados inmediatamente e incluso caigamos en errores, es mucho mejor que seguir en una situación desagradable o que no nos permita avanzar.
Si perdemos un poco ese miedo al cambio, pasamos a tomar control de nuestra vida, a manejar mejor las situaciones que se nos presentan, en lugar de ser arrastrados por las decisiones de los demás.
Les recomiendo un libro que me ayudo a comprender este tema, una historia muy interesante y clara, ¿Quién se ha llevado mi queso? de Spencer Johnson.
Me despido citando a Fito Páez " Es solo una cuestión de Actitud"
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